Todos los expertos apuntan a que el desarrollo físico es fundamental, incluso en pacientes que sufren problemas de índole reumática a quienes se les recomienda también una determinada actividad para que el proceso se estabilice e incluso mejore en cuanto a pronóstico y calidad de vida.
Recientemente la revista científica “British Medical Journal” ha publicado dos artículos en los que se apunta que unos niveles bajos de capacidad física en las edades medias de la vida pueden provocar unos menores índices de supervivencia en los siguientes 13 años y sin embargo un nivel de actividad física adecuada a la edad y constante implica un riesgo menor de desarrollar algún tipo de fenómeno de discapacidad en adultos derivada en muchas ocasiones de fenómenos de osteoartritis o artrosis. La discapacidad se define en estos casos como limitaciones en el desempeño de las actividades diarias básicas, como caminar por una habitación, vestirse, bañarse, comer, ir al baño y meterse a la cama, y limitaciones en la realización de tareas de más alto nivel, como preparación de comidas calientes, ir de compras, hacer llamadas telefónicas, tomar medicamentos y administrar el dinero.
Todos estos datos vienen ya refrendados por otros trabajos similares publicados con anterioridad en los que se certifica que el ejercicio físico dota a quien lo practica de unas condiciones especiales de cara a afrontar la vida. Hay explicaciones diversas a la relación entre falta de ejercicio, enfermedad no detectada y envejecimiento, pero siguen faltando estudios que hayan examinado estas asociaciones a edades más tempranas.
En un trabajo relacionado, un equipo de investigadores de Estados Unidos se propuso determinar si el tiempo dedicado a la actividad física de intensidad suave está relacionado con un menor riesgo de desarrollar discapacidad y progresión de la discapacidad. El estudio incluyó a 1.680 hombres y mujeres de 49 a 83 años sin discapacidad, pero con o en alto riesgo de desarrollar osteoartritis de rodilla, un importante factor de riesgo de discapacidad.
Los resultados muestran una “relación significativa y consistente entre un mayor tiempo de realización de actividad de intensidad suave y un menor riesgo de desarrollar discapacidad o la progresión de la discapacidad”, dicen los
- • Realizar una actividad física diaria adaptada a la edad del individuo.
- • Ser constante en su práctica buscando horarios adecuados y fijos
- • Calentar 5 a 15 minutos antes de hacer ejercicio.
- • Vestir indumentaria holgada y cómoda de modo que facilite el movimiento.
- • Hidratarse antes de empezar la rutina de ejercicio y continuar el proceso de hidratación después de haberla concluido
- • No hacer muchos ejercicios o el ejercicio demasiado rápido, es bueno tomarse su tiempo.
- • Respirar profunda y regularmente mientras hace el ejercicio
- • Interrumpir el ejercicio si experimenta un dolor agudo o uno más intenso de lo normal. Si hay calambres es bueno dar un ligero masaje y estirar el músculo con cuidado.
- • Estar atento ante “signos de alerta” (suspender el ejercicio y acuda al médico si siente opresión en el pecho o pérdida de aliento grave, está mareado, lánguido o con náuseas).
- • Tras el ejercicio y en el periodo de enfriamiento, repetir los mismos ejercicios que se hicieron durante la rutina de calentamiento.
0 comentarios:
Publicar un comentario