Aparte de las razones biológicas que ya conoces, la práctica habitual de ejercicio cambia la forma en que te mueves y vas por la vida.
Desde la manera de caminar hasta cómo te levantas de la silla adopta formas más ágiles y velocidades propias de gente más joven. Veamos por qué:
Te levanta el ánimo. Las endorfinas te transforman en una persona alegre y energética sin que apenas te des cuenta. Sientes que nada te detiene y con más energía, sobre todo si practicas tres veces a la semana algún entrenamiento cardiovascular como el spinning o el running.
Ganas vitalidad y vigor. El ejercicio conserva al cerebro más despierto y ágil, pone a tu cuerpo en un estado de excitación que se convierte en un mayor bienestar. Las tareas del día te resultan menos aburridas y menos extenuantes.
Te conviertes en una diosa del sexo. De repente te sientes sexy y nunca dices que no. No dejas pasar una oportunidad. Una sesión de ejercicio en la que sudes en abundancia te va a dejar con ese agradable efecto secundario pues mejora el flujo sanguíneo en todo el cuerpo, incluido el cerebro y los órganos genitales. Además, desde el punto de vista psicológico poseerás la autoestima elevada.
Tu piel brilla y está más suave que nunca. Gracias al abundante sudor tus mejillas estarán relucientes y las arrugas de tu frente estarán atenuadas hasta casi desaparecer. Aunque, al parecer el proceso de rejuvenecimiento de la piel tras la práctica usual de ejercicio físico es mucho más profundo. Los investigadores de la Universidad de Ontario en Canadá comprobaron en un estudio que las personas mayores de 40 años que hacían deporte con periodicidad tenían la piel tan elástica como las personas de 20. Su teoría es que el ejercicio crea sustancias en el cuerpo que ralentizan el envejecimiento de la piel.
Tu postura se estiliza. Caminas más erguida, con el pecho y los hombros abiertos, no encorvas la espalda y conservas la mirada alta. Todos esos beneficios los da la práctica habitual de un deporte o una actividad física. Si escoges yoga o Pilates notarás muy rápido el cambio. La densidad de huesos y músculos cambia y eso hace que adquieras una postura más esbelta.
Fuente: atusaludenlinea.com
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