Frutas, el botiquín saludable y accesible
La selección concreta de algunas de ellas permite combatir con mayor eficacia algunas dolencias en momentos puntuales. Aquí, una guía orientativa.
La selección concreta de algunas frutas frente a otras en determinadas situaciones es un claro ejemplo del apoyo de los alimentos en la curación, como la mejora de ciertos trastornos.
Puntualmente hay cuatro momentos concretos en los que conviene incrementar el consumo de fruta. Aquí algunas claves para aprovechar este "recetario saludable".
Consumir más fruta de lo acostumbrado es muy útil frente a dolencias como hiperuricemia, litiasis renal, hipertensión, estreñimiento o degeneración ocular.
Comer más fruta de la cantidad que se acostumbra a consumir, hasta alcanzar las recomendaciones aceptadas y propuestas por la OMS Organización mundial de la salud, en 400 gramos de frutas y verduras diarios, está justificado en todos los casos y, en particular, ante ciertas dolencias.
Para combatir el ácido úrico elevado y la litiasis renal o piedras en el riñón, las frutas son muy útiles, porque contienen ácidos orgánicos como el cítrico o el málico, que tienen la particularidad de alcalinizar el medio interno y también la orina.
Además al consumir fruta se orina más cantidad y se expulsan sales disueltas, que si se acumulan en exceso, resultan perjudiciales.
Quienes sufren dolencias articulares como la artritis por acumulación de ácido úrico, también se benefician con el consumo diario de fruta fresca y de temporada.
Entre todas ellas, las cerezas contienen un tipo de compuestos fenólicos, los hidroxicinamatos, con efectos antiinflamatorios comprobados y con acción depurativa, como la reducción significativa de la concentración de urato sérico.
En consecuencia, comer cerezas durante la corta temporada de estas frutas estivales tiene un beneficio añadido en estos trastornos concretos.
El estreñimiento se debe a múltiples causas, desde una intolerancia alimentaria hasta situaciones fisiológicas concretas como el embarazo, aunque la más común es una ingesta insuficiente de fibra.
Las frutas contienen fibra soluble e insoluble. La primera, más concentrada en la pulpa y la última, más abundante en la cáscara o en la piel, con efecto laxante. La fibra soluble tiene la funcionalidad de captar agua y aumentar el volumen del contenido fecal. Esta acción se ve reforzada porque este tipo de fibra es fermentada por las bacterias del colon que forman gases, provocan un mayor movimiento intestinal y favorecen la evacuación.
Por medio del consumo justo de fruta como fuente de fibra es posible mejorar muchos casos de estreñimiento y se aligera la sensación de abdomen hinchado.
Las frutas que no pueden faltar por su potente acción laxante son las ciruelas, ya sean frescas, secas, en compota, en forma de dulce natural o de mermelada.
La sinergia de sus componentes, fibra, sorbitol y derivados de la hidroxifenilxantina, tiene un mayor efecto en la estimulación de la actividad de los músculos del colon y favorece de manera natural el proceso de evacuación.
Las frutas indicadas para la salud coronaria, son aquellas de colores más llamativos y que responden a un mayor contenido de pigmentos colorantes antioxidantes como frambuesas, grosellas, fresas, moras, arándanos y sandía. Facilitan el control de la hipertensión y el colesterol.
Potasio, magnesio y antioxidantes como antocianinas y carotenos (luteína y zeaxantina) son compuestos naturales presentes en las frutas, cuya cualidad es reportar beneficios en tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.
El muesli es una mezcla de cereales de origen suizo. Este producto tradicional sirvió como fuente de energía a miles de generaciones y se encuentran aromas, sabores y texturas para todos los gustos.
Las funciones cerebrales dependen de los niveles de glucosa. La falta de este combustible cerebral genera graves consecuencias que deben evitarse a tiempo. De hecho, ocasiona desde hipoglucemia hasta esquizofrenia.
El consumo de antocianinas se asocia a un menor riesgo de desarrollar hipertensión arterial. De igual modo, aunque por distintos mecanismos biológicos, se ha observado que la ingesta aumentada de magnesio y potasio se relaciona de forma inversa con la hipertensión arterial.
Los folatos se han revelado como protectores cardiovasculares en tanto que la deficiencia de esta vitamina se asocia con un aumento plasmático de homocisteína.
Las investigaciones recientes asocian el incremento de este compuesto con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, infarto de miocardio y otras patologías cardiovasculares.
Las fresas, frambuesas, naranjas, mango, melón y kiwi son las frutas más ricas en folatos, por lo que su consumo redunda en una mayor protección cardiovascular.
Esto redunda en una mayor salud ocular, ya que protege la mácula o parte central de la retina y el cristalino de la acción oxidante de la luz.
La luteína es muy abundante en los frutos del bosque,moras, arándanos, frambuesas y fresas silvestre. La zeaxantina sobresale en naranjas y melocotones en comparación con el resto de frutas.
Estas serán las frutas elegidas si se sufre algún tipo de degeneración ocular o se tienen antecedentes de tales trastornos.
Como contrapartida, tabaco, alcohol y otras drogas hacen que se sobrecargue la capacidad hepática y de otros órganos para depurar el cuerpo de desechos.
Ciertos medicamentos resultan también tóxicos por lo que su uso cotidiano resiente la función hepática.
Via mdzol.com
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